Empecemos por el principio.
¿Que es el café de especialidad?
Sin liarnos mucho, podemos decir que para que un café sea considerado de especialidad (specialty) debe cumplir unos estándares de calidad, estándares que vemos reflejados en la puntuación que recibe (+80 puntos). Si no se cumplen, lo llamaríamos comercial (commodity).
Hasta aquí la definición técnica, pero…
¿Eso es todo?.
El término cafés de especialidad fue utilizado por primera vez en el año 1974 por Erna Knutsen, quien dijo que los cafés especiales provienen de lugares especiales, no dando una ubicación concreta, sino mas bien dando a entender que hay algo más detrás de todos estos tecnicismos.
Esta mujer de origen Noruego fue considerada la madrina del café de especialidad, y abogó incesantemente por valores de calidad, identidad y distinción en el café.
Sí, un café de especialidad debe cumplir unos estándares muy claros de calidad pero además podemos conocer su identidad, sabemos de dónde viene, cómo y en algunos casos quien lo cultiva o como se procesa. Conocer todos estos datos (igual que ocurre con el vino) aporta más valor al producto y es por ello que se distingue de lo que no es especialidad.
Aquí no acaba la cosa, hay que darle un desarrollo al café mediante el tueste (el punto crítico de toda la cadena) y después elaborarlo correctamente para que finalmente podamos disfrutarlo. Si la cadena en algún punto se rompe, algo que empezó siendo especial deja de serlo.
Recuerdo el café que cambió mi rumbo profesional, e hizo que me enganchara a esta bebida. Fue un Etiopía natural de la región de Guji, estaba lleno de quakers (granos inmaduros, es un defecto en el café) por ello no podría ser considerado de especialidad, pero os puedo asegurar que para mí fue muy especial.
¿Qué es para vosotros el café de especialidad?